Tabaquismo y cáncer: no solo afecta al pulmón

Tabaquismo y cáncer: no solo afecta al pulmón

La relación entre tabaquismo y cáncer es una de las más analizadas por los científicos que estudian el comportamiento de la enfermedad para poder prevenirla. El hábito de fumar se asocia directamente al cáncer de pulmón, pero también aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades oncológicas que afectan al resto del organismo.

 

¿Qué relación existe entre tabaquismo y cáncer?

Las investigaciones que se han llevado a cabo en las últimas décadas han demostrado que las personas que fuman habitualmente viven de media entre 8 y 10 años menos. Una de las razones por las que la esperanza de vida de estas personas se reduce considerablemente es porque el riesgo de padecer una enfermedad oncológica se multiplica con el consumo de tabaco.

La relación entre tabaquismo y cáncer está más que probada, pero ¿de qué manera afecta el tabaco a nuestro organismo? ¿Provoca solo cáncer de pulmón? La respuesta a esta última pregunta es no. Algunos estudios recientes han demostrado que fumar aumenta el riesgo de padecer más de diez tipos de cáncer, entre ellos el de mama y el de próstata.

Lógicamente, los órganos del aparato respiratorio son los más expuestos a las sustancias nocivas del tabaco. En este sentido, se le atribuyen el 95% de los tumores en el pulmón, el 90% en la faringe, el 90% de los casos de cáncer en la boca y el 82% en la laringe.

También el aparato digestivo sufre los efectos del tabaco, especialmente el esófago: un 80% de los casos de cáncer que afectan a este órgano están asociados al tabaquismo. La lista de tipos de cáncer cuyo riesgo aumenta por el consumo de tabaco no acaba aquí, ya que también afecta al desarrollo de enfermedades oncológicas en el estómago, la vejiga o el útero.

 

Cuanto más fumes, más riesgo

Todos estos tipos de cáncer son diferentes y se desarrollan de una manera distinta, pero en general podríamos decir que el riesgo de padecerlos puede aumentar dependiendo de varios factores:

  • La edad a la que se empezó a fumar.
  • Los años que lleva fumando esa persona.
  • La cantidad de cigarrillos diarios.
  • Su combinación con otros factores tóxicos, como el alcohol.
  • El estado físico del fumador.

Por lo tanto, cuanto más tiempo se lleve fumando y más cigarrillos se consuman al día, mayores posibilidades existirán de desarrollar una enfermedad oncológica. Esta relación entre tabaquismo y cáncer es uno de los motivos por los que en los últimos años los estados han desarrollado normativas que luchan contra el consumo de tabaco, como la ley vigente en España que prohibe fumar en bares y otros espacios públicos.

Desterrar este hábito es una de las principales medidas que deberemos tomar si queremos prevenir el cáncer. Para muchas personas no es fácil dejar de fumar debido a los componentes adictivos que contiene el tabaco y también porque, todavía hoy, sigue siendo un hábito social. Por eso, asociaciones como la AECC cuentan con programas de ayuda a estas personas a las que les cuesta abandonar esta costumbre tan perjudicial para la salud.

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