La actividad física es segura y efectiva a la hora de contrarrestar los efectos físicos y psicológicos del cáncer y sus tratamientos. Es la conclusión de la declaración firmada por un grupo de científicos australianos que pretende concienciar a enfermos y profesionales de la importancia de promover la práctica de ejercicio en pacientes con cáncer.
Práctica de ejercicio en pacientes con cáncer: ¿Cómo puede ayudar?
El documento ha sido promovido por la Sociedad Clínica Oncológica de Australia y cuenta con el respaldo de otras 25 organizaciones médicas del país oceánico. Según las investigaciones realizadas, el ejercicio físico debe formar parte de los tratamientos oncológicos porque ayuda a los pacientes a superar la enfermedad y reduce el riesgo de padecer un nuevo cáncer.
Es más, los responsables de la declaración llegan a afirmar que la actividad física “es la mejor medicina” que puede tomar una persona con cáncer junto con los tratamientos estándares contra la enfermedad y que la inactividad en estos pacientes puede resultar “dañina”.
En el texto se recuerda que los estudios científicos han demostrado que los pacientes que realizan ejercicio de forma regular experimentan menos efectos secundarios durante los tratamientos y ven reducida la fatiga y el estrés, lo que mejora su calidad de vida.
Por eso, recomiendan a los pacientes oncológicos realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de ejercicio aeróbico intenso. Lógicamente, esto dependerá de las capacidades físicas de cada persona y de su situación y siempre deberá estar supervisado por el médico. La natación, el yoga o caminar son algunas de las actividades más apropiadas en este sentido.
El papel de los profesionales sanitarios
En la declaración se resalta además la importancia que juegan todos los profesionales sanitarios que acompañan al paciente durante su enfermedad y se les anima a debatir sobre el papel que tiene la actividad física a la hora de superar la enfermedad.
Asimismo, se les pide que recomienden la práctica de ejercicio a sus pacientes y que sean los especialistas, como los fisioterapeutas, los encargados de prescribir y controlar dicha actividad física.
A pesar de la dureza de algunos tratamientos y del cansancio que provocan estos, la práctica de ejercicio en pacientes con cáncer debe ser una pieza clave durante el proceso oncológico. Además de los beneficios ya citados, ayuda al organismo a mejorar sus defensas, reduce la pérdida de masa muscular y contribuye a mejorar la autoestima del paciente.