Sedentarismo y cáncer, estrechamente relacionados

Sedentarismo y cáncer, estrechamente relacionados

La falta de ejercicio y el sedentarismo son perjudiciales para la salud, ya que, entre otras cosas, son en parte responsables de la epidemia de obesidad actual. Ahora, un estudio reciente asocia directamente el sedentarismo con un mayor riesgo de padecer cáncer de riñón y cáncer de vejiga. ¿A qué esperas para empezar para levantarte del sofá y empezar a moverte?

 

Lo que dice el estudio sobre sedentarismo y cáncer

El estudio al que hacemos referencia lo ha llevado a cabo el Roswell Park Center Institute de Buffalo, Nueva York. En el mismo participaron 160 pacientes con cáncer de riñón, 208 que padecían cáncer de vejiga y 766 personas sanas, con el objetivo de averiguar de qué manera puede influir nuestro estilo de vida en el desarrollo de estos tipos de cáncer.

La conclusión que extrajeron los investigadores es que la inactividad está asociada con un aumento del 73% en el riesgo de sufrir cáncer de vejiga y un aumento del 77% en el riesgo de padecer cáncer de riñón. Parece existir, por tanto, una relación entre sedentarismo y cáncer. Estos datos evidencian una vez más la necesidad de cambiar nuestros hábitos por otros más saludables, lo que implica llevar una alimentación sana y realizar ejercicio a diario, entre otros aspectos.

 

Actividad física diaria para luchar contra el sedentarismo

La mejor manera de enfrentarse al sedentarismo y a sus consecuencias es la práctica diaria de actividad física. De hecho, como ya hemos comentado en otro post, el ejercicio es beneficioso incluso para las personas que están luchando contra una enfermedad oncológica.

El portal Health Day recoge un comunicado de prensa emitido por los responsables del estudio en el que animan a todo el mundo a cambiar sus rutinas diarias: «No hay que correr maratones para reducir el riesgo de cáncer, pero hay que hacer algo. Puede bastar con pequeños ajustes, como utilizar las escaleras en lugar del ascensor, dar un par de vueltas a la manzana o aparcar el coche más lejos cuando vamos al supermercado».

Con estos pequeños gestos nos será más fácil cumplir con las recomendaciones de la OMS, que implicarían dedicar un mínimo de 150 minutos semanales a practicar actividad física aeróbica de intensidad moderada. Este tiempo también se puede sustituir por 75 minutos de actividad física semanal de carácter vigoroso, es decir, de mayor intensidad, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

Como puedes comprobar, esos 150 minutos semanales se corresponden con aproximadamente 20 minutos diarios de actividad. Si cambias esas pequeñas rutinas a las que hemos hecho referencia no te resultará demasiado difícil cumplir con el mínimo, aunque cuanto más te muevas y más ejercicio realices, mejor. De hecho, la OMS también sugiere llegar hasta los 300 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada, con el fin de obtener aún mayores beneficios para nuestra salud.

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